La estrella porno Diana Ryder lleva casi un año trabajando como acompañante, pero no sabía que su próximo cliente sería su hermanastro. Cuando la llamó para tener sexo e incluso pagó por sus servicios, Diana se sorprendió al verlo en la puerta. A pesar de sus protestas de que fue un accidente, su hermanastro insistió en obtener lo que pagó.
Por mucho que intentó evitar la situación, Diana no pudo escapar de las exigencias de su hermanastro. Al final, se encontró cediendo a sus deseos, mientras él se introducía en su boca y luego en su coño, dejándola cubierta de su semen.
Con este encuentro inesperado, Diana se dio cuenta de que ahora podría tener que ofrecerle a su hermanastro algo más que un descuento en sus encuentros secretos. Su relación oculta ahora continuaría con una nueva dinámica, basada en la lujuria y el deseo.